Por qué necesitamos financiación para crecer

Financiación para crecerHoy nos encontramos con empresas que no quieren saber nada de financiación ajena.

Después de estos años de crisis económica, que a muchas empresas encontró entrampadas en deudas quizá no bien estructuradas y con las entidades bancarias aplicando medidas restrictivas para renovar y conceder créditos, son frecuentes los casos en que las direcciones de las empresas han quedado escaldadas y no quieren volver a tener nada que ver con los bancos.

Estas empresas  aprendieron a trabajar con fondos propios, en ocasiones comprometieron fuertemente sus patrimonios en la empresa y se encuentran más cómodas sin necesidad de exponerse al juicio de los proveedores de dinero.

Es frecuente que se den casos de empresas que siguiendo ese camino estén dotadas de un porcentaje alto de fondos propios, superior al 50% de su balance  y que sin embargo presenten tensiones de tesorería por falta de liquidez. Entendemos por fondos propios la suma de capital, reservas y  préstamos participativos.

La realidad es que salvo casos muy especiales de altísimas rentabilidades económicas, la financiación ajena es necesaria para el crecimiento. Si no proveemos fondos a la empresa estamos generando una anorexia financiera, de forma que privamos de alimento al negocio y eso conduce a un debilitamiento que acaba con la desaparición por falta de caja o de margen.

Las empresas para sobrevivir y crecer necesitan mantener la ventaja competitiva de su propuesta de valor, y solo lo podrán hacer si la innovación, el talento y la mejora continua forman parte de su ADN. La única manera de mantener un ritmo suficiente de evolución es contando con los recursos económicos que permiten realizar las inversiones necesarias.

El crecimiento necesita una estrategia financiera que facilite recursos para:

  • Abrir mercados donde vender más
  • Crear nuevos productos con mejores márgenes que contribuyan a un mayor beneficio
  • Introducir nuevas tecnologías de producción y desarrollo que permitan disminuir costes y competir en mejores condiciones

Técnicamente la rentabilidad de los fondos propios aumentará cuando lo haga el resultado obtenido en función de los fondos aportados. Si los fondos propios son muy elevados la rentabilidad disminuye porque ha sido necesario aportar un capital elevado para obtener el beneficio. Ese mismo resultado obtenido con unos fondos propios inferiores supondrá una mayor rentabilidad. Es decir, para una misma ganancia hablaremos de más rentabilidad si hemos puesto menos.

Así que para que nuestra empresa crezca la financiación es imprescindible, aun disponiendo de fondos suficientes, ya que mejora la rentabilidad de la empresa por dos vías:

  1. A nivel financiero al poder obtener un resultado con una menor aportación de capital
  2. A nivel operativo para permitir tomar decisiones enfocadas al crecimiento del negocio

Lo que tenemos que recordar es que una cosa es contar con financiación ajena y otra perder la independencia financiera, son conceptos distintos que suponen cuidar el equilibrio entre endeudamiento y fondos propios. En líneas generales unos fondos propios  deben estar entre un 30% y un 40% de forma óptima. Más allá de ese límite empezamos a encontrarnos sobrecapitalizados.  El endeudamiento global entre corto y largo debería situarse como máximo en torno al 50% – 60% del total pasivo más patrimonio neto.

Como en casi todos los temas importantes en la vida, el secreto está en el equilibrio.

 

Argelia García

Socia EFM

Dirección Financiera Externa para una gestión económica inteligente

 

 

 

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