Cambiar el soft y no morir en el intento

Planificación  implantación informática

Conozco una empresa a la que hace unos cuantos años se le incendió la nave, tuvo la suerte de que le dio tiempo a sacar el servidor  de las instalaciones. Al día siguiente, sin oficinas, ni almacén, ni mercancías, desde una casa particular  seguían trabajando. Contaban con la base de datos de clientes y proveedores, con toda la información necesaria para vender, facturar, cobrar, preparar y comprar.

En la mayoría de las empresas, grandes y pequeñas, el  software  es una parte importante del negocio, tiene el conocimiento clave de ventas, compras,  la información económica y legal. Si el software es un programa de gestión integral de negocio, un ERP, (sistema de Planificación de Recursos Empresariales, en inglés Enterprise Resource Planning),  además se convierte en parte del aparato circulatorio de la organización, ya que en él se apoya la operativa diaria de la empresa, impulsando los procesos clave de gestión.

Cambiar de software, migrar a una versión superior o implantar un nuevo programa es quizá uno de los momentos más  importantes a los que se enfrenta una empresa. Gestionar bien el proceso  puede tener un impacto relevante en la organización, si todo el equipo está concentrado en los cambios internos, si no se puede atender a los clientes en algún momento, los sistemas de cobros dejan de funcionar o la información de clientes no puede ser consultada, hay que hacer horas adicionales para presentar los impuestos o cumplir una obligación legal, o cualquier otra incidencia en procesos claves, seguro que las ventas se ven afectadas, los gastos se incrementan y  disminuye el flujo de caja. Sin olvidarnos del coste oculto que supone la desmotivación de las personas implicadas.

Pero todo esos efectos pueden controlarse si la dirección gestiona el cambio como un proyecto clave y se siguen algunos sencillos pasos que aligeren la tensión del momento.

  1. ¿Qué vamos a cambiar?

Es importante hacer un análisis funcional previo, conocer las necesidades de la organización, aquellos puntos que quiere mejorar y ver si va a ser posible solucionarlo con el cambio o no, y cómo.

  1. ¿Cuáles son los procesos clave que tienen que funcionar sin interrupciones?

Normalmente será vender, facturar, cobrar, efectuar pagos clave y cumplir obligaciones legales, pero cada empresa tiene que determinarlo, puede haber procesos productivos afectados que deben asegurarse: cadenas de frio programadas, asignación de rutas, atención de averías y muchos otros. Para ello es importante organizar un pequeño equipo transversal que cuente con el área comercial, de operaciones y financiera.

  1. Preparar la lista de tareas

Cuando sabemos qué vamos a hacer y cuáles son los procesos clave que deben funcionar en todo momento, podemos elaborar la planificación detallada de las acciones de cambio, asignarla a diferentes personas del equipo y secuenciarlas en el tiempo, ya que será normal que unas dependan de otras.

Entre las tareas hay que prever tiempo de pruebas en el entorno adecuado, preparación y revisión de ficheros maestros de clientes, proveedores y artículos, verificación del funcionamiento de los procesos de facturación y cobro, presentación de impuestos, etc.. Será importante también analizar cómo vamos a traspasar los datos en caso de migración, podrá ser de forma histórica incluyendo la historia de movimientos de almacén, el CRM (Customer relationship management) completo o las partidas abiertas de contabilidad. Cada uno de esos puntos tendrá que ser analizado y valorado para incluir las tareas apropiadas en nuestra lista de planificación.

  1. Fijar el calendario del proyecto

Es el momento de establecer el  calendario ajustado que sitúe las tareas de forma sucesiva y que considere  las circunstancias clave como temporada alta de venta, periodos de vacaciones, épocas de presentación de impuestos, etc… La idea es buscar el momento óptimo, aquel en que la organización sufra menos interferencias y pueda focalizarse en este proyecto.

  1. Formación

El mejor sistema del mundo no funcionará si las personas no saben cómo hacerlo. Prever un tiempo de formación inicial previo al arranque de operaciones es muy importante para que los usuarios sepan que van a encontrarse y sean capaces de resolver rápidamente las incidencias que se presentarán.

  1. Arranque

El punto más importante es el momento exacto de inicio de operaciones en el nuevo sistema. Es clave asegurar las cargas iniciales, verificar su integridad para tener evidencia de que todo lo que queríamos incluir en el nuevo sistema ha llegado correctamente, es un momento crítico que si no se aprovecha, después suele dar muchos problemas de reconstrucción.

Al momento inicial suelen seguir unos días llenos de novedades en los que va bien prever un soporte ágil para solucionar incidencias. Es muy recomendable intentar aflorar aquellos puntos que no funcionen correctamente cuanto antes para solucionarlos y evitar que se cronifiquen.

 

La situación ideal es disponer de un responsable del proyecto, interno o externo,  que gestione la planificación, recoja las incidencias, y coordine el trabajo del equipo interno con el equipo informático.

Si se planifica, si se trabaja en equipo con una cierta organización, el proceso de implantar un nuevo soft puede ser ilusionante y positivo, generar además de los resultados deseados nuevas relaciones transversales en el equipo de la empresa y una profunda satisfacción que compense el esfuerzo inevitable que el cambio siempre supone.

 

Argelia García

Socia EFM

Dirección Financiera Externa para una gestión económica inteligente

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